EL ZORRO DEL CABO

El zorro del cabo es el único zorro verdadero en el sur de África. Es un cánido de pequeño tamaño, constitución ligera y extremidades delgadas, de pelaje suave, gris plateado en el lomo y marrón rojizo a leonado rojizo en flancos y vientre, pelaje que muda entre octubre y diciembre. El cuello, las patas y el pecho son más claros, de un marrón rojizo pálido o casi blanco. Tiene una coloración oscura alrededor de la boca.

Tiene unas grandes orejas puntiagudas, de color marrón rojizo por detrás, con un penacho blanco en el interior. Suele tener un parche marrón oscuro en la parte posterior de los muslos. La cola es larga y tupida, más oscura que el resto del cuerpo y con un parche oscuro sobre la glándula caudal y la punta. Las hembras son un poco más pequeñas que los machos, y tienen 3 pares de mamas.

Al ser el único zorro de su género en el sur de África no tiene competencias territoriales con otras especies. El otro animal más cercano se podría considerar el zorro orejudo ("Otocyon megalotis", que pese al nombre de "zorro" proviene de una rama distinta al género "Vulpes"), el cual es similar en tamaño, pero con un pelaje gris plateado más tupido, con las patas negras, con orejas más grandes (negras por delante y detrás) y un hocico más achatado.

SOBRE LA ESPECIE

Reproducción y comportamiento

Gestación: 50-53 días.
Número de crías: entre 1 y 6 crías, normalmente 3.
Destete: 112 días.
Madurez sexual: 9 meses.
Longevidad: entre 6 y 10 años.
Periodo de reproducción: todo el año, pero especialmente entre agosto y octubre.

La hembra adulta permanece con la cría en una guarida excavada o en una madriguera adaptada, siendo alimentada por el macho adulto. Los cachorros empiezan a alimentarse con la hembra a las 16 semanas aproximadamente, independizándose sobre las 21 semanas y dispersándose del núcleo familiar a los 9 meses. Forman grupos con parejas monógamas, aunque se alimentan por separado.

El zorro del Cabo es un animal de hábitos nocturno, especialmente activo antes del amanecer o después de oscurecer, pudiendo ser encontrado temprano por la mañana y bien entrada la tarde. Durante el día suele permanecer en madrigueras, agujeros o matorrales espesos. Es un activo excavador que cava su propia madriguera, aunque generalmente modifica madrigueras abandonadas de otras especies (como liebres del Cabo) a su gusto.

Los zorros del Cabo son animales solitarios, y aunque forman parejas, machos y hembras a menudo son encontrados solos, como si tendieran a vivir por separado, viéndoseles juntos rara vez. No son territoriales, aunque marcan su territorio con un olor acre. Aunque es normalmente un animal silencioso, el zorro del Cabo es conocido por comunicarse con débiles llamadas; sin embargo, emite un fuerte ladrido si hay peligro. Cuando se le provoca, el zorro del Cabo es conocido por gruñir y escupir a su atacante. Cuando se muestra excitado, levanta la cola.

Dieta y ecología

El zorro del Cabo es un animal omnívoro. Aunque prefiere invertebrados y pequeños mamíferos, es un oportunista y puede cazar reptiles, conejos, arañas, pájaros y liebres jóvenes. También come huevos, larvas de escarabajo y carroña, así como la mayoría de los insectos y frutas. También es capaz de matar corderos recién nacidos, aunque esto es muy raro y tiene un impacto mínimo.

Sus mayores depredadores son el chacal de lomo negro, el caracal y el leopardo. Aunque sean animales principalmente nocturnos, a los juveniles se les puede ver jugando fuera de la guarida durante el día. Mantienen una territorialidad fiel, con poca superposición con territorios vecinos. La organización social está basada en las hembras, con dispersión sesgada hacia ellas. Marcan este territorio con frecuencia, abarcando extensiones de 1 a 30km2, en función de los recursos alimenticios y densidad de chacales de lomo negro. Su densidad es inversamente proporcional a la del chacal, por su alta depredación y desplazamiento espacial.

Pueden cavar sus propias guaridas, pero prefiere usar madrigueras de otras especies. Normalmente es silencioso, comunicándose con chirridos, llamadas o gimoteos. Los aullidos agudos, respondidos con un ladrido, son probablemente llamadas de contacto a larga distancia, o una señal de que un área está ocupada, también utilizan ladridos como llamada de alarma. Las expresiones faciales, no tanto la posición de la cola, juegan un papel destacado en su comunicación.

DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT

Nativo de Angola, Botswana, Namibia y Sudáfrica. Puede verse extendido en las regiones centrales y occidentales del sur de África, llegando hasta el suroeste de Angola. Recientemente se le ha visto en las costas del Océano Atlántico en Sudáfrica y en las costas del Índico cerca de Eswatini. Su presencia en Lesoto es bastante probable, aunque en Eswatini sigue siendo incierta, pudiendo estar en los límites sudoccidentales del país.

El hábitat del zorro del Cabo consiste en campos abiertos, campos áridos, dehesas con matorral disperso y áreas poco boscosas, particularmente en las regiones secas de Karoo, Kalahari y los márgenes del desierto del Namib. También penetra en zonas de vegetación moderadamente densa, en los fynbos (formaciones vegetales endémicas de las regiones sudafricanas), de las tierras bajas de la Provincia del Cabo Occidental, así como en zonas agrícolas. Evita las zonas más densamente boscosas.

Al igual que en Eswatini, su presencia es incierta y limitada en Zimbabwe, especialmente en el sur del país, pero factible. También se pueden llegar a ver, aunque en menor densidad, en regiones montañosas, como en la Provincia del Estado Libre, el oeste y el noreste de KwaZulu-Natal y en la Provincia del Noreste. Además de en Lesoto, un país principalmente montañoso.

Estado de conservación:

Preocupación menor. En cuanto a nivel regional, preocupación menor en Sudáfrica. Es una especie bastante común, con una población estimada entre 50.000 y 100.000 individuos. Sus mayores amenazas son el uso ilegal de venenos agrícolas, ya que es considerado una alimaña. Está parcialmente protegido en algunas provincias de Sudáfrica, además de en Parques Naturales como el de Etosha, en Namibia.

Frecuentemente sucumben a enfermedades como la rabia y el moquillo, y además últimamente se han convertido en las víctimas de las trampas de animales problemáticos. Muchos zorros del Cabo resultan muertos en las carreteras, atropellados por vehículos. También muchos son cazados y perseguidos, aunque afortunadamente los granjeros modernos están mejor informados que los de antes a este respecto. Algunos son confundidos con los chacales y son acusados de atacar al ganado. Aproximadamente 2.500 son matados anualmente, lo que supone en torno al 16% de su población. A pesar de todo, no se considera una especie amenazada.